Cuando el fulgor de la pasión se apaga
el alma de quien ama morir siente
besa la flama de un abismo ardiente
de desconsuelo el humo por los aires vaga.
Cesa todo hasta el verbo enmudece
no ser primacía de quien en un periodo
por amor ilusionado lo entregara todo
fina sensibilidad que al mortal embrutece.
En ceniza la esperanza se convierte
en el negro tizón eternamente se pierde
entonces la omisión el orgullo muerde
jamás, no deja el vaho de fluir y arderte.
Quieto queda el rescoldo del recuerdo
y un corazón apagado vacuo solitario e inerte
te aíslas y empiezas del mundo a esconderte
indagando en el fracaso de un enigma lerdo.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.
Cometarii