Esta ciudad que no me pertenece
deja abierta sus calles al olvido,
esta ciudad cercada por el ruido
y una cruz sobre el cielo que amanece.
Esta ciudad en gris donde he tendido
las manos infalibles del poema,
hinca mi piel salvaje, en el dilema
de estar adentro y ser el perseguido.
Esta ciudad de parques y bullicio,
donde la aurora anuncia su promesa,
irrumpe en las fronteras de la historia.
Esta ciudad que salva el precipicio,
se defiende del tiempo y vuelve ilesa
para dejar su huella en mi memoria.
Cometarii