Ha pasado un hombre que ignora la lluvia
el jadeo incesante del agua entre las grietas
En el imperio del retiro donde sobreviven los ausentes
el rumor de la lluvia es un fantasma
un fuego fatuo de la otredad que padecemos
Sólo los niños reconocen que afuera llueve
que hay un mundo que estalla entre las nubes
cuando pasa el relámpago rasgando las cortinas de la tarde.
Ha pasado un hombre con los ojos cerrados
las manos extendidas hacia las sombras del abismo
ignorando que un perro solitario hace añicos
los breves espejos de la tierra
Sólo los niños saben que el tren
de la lluvia atraviesa ciudad
y otra vez el relámpago y el trueno
cruzan por nuestros rostros insensibles
mientras afuera toda el agua del mundo
danza sobre las calles.
Cometarii